domingo, 9 de agosto de 2009

Entre manzanas, accidentes e influenza


Las fiestas agostinas de San Salvador terminaron, con ellas las vacaciones para empleados y estudiantes. Ahora será un recuerdo más en la mente de miles de niños y adultos que se divirtieron en los juegos mecánicos y degustaron las típicas golosinas.
Pero también quedará el recuerdo de los que se enfermaron y los que partieron de esta vida.
Hasta el sábado 8 de agosto, se contabilizaron 622 casos de influenza A H1N1, las muertes por ese virus siguieron en 12. Los sospechosos superan los 180. También están los casos de neumonía, bronquitis, tos y catarro que proliferan en invierno. Los casos de dengue también van en aumento.
Otro dato alarmante es que fallecieron 29 personas y 236 resultaron lesionadas durante el periodo vacacional. La mayoría en accidentes de tránsito.
Y es que a la par de la alegría por los festejos están las desgracias, siempre por aquella mala costubre del salvadoreño que cree que puede tomarse sus tragos o sus cervezas y conducir sin ningún problema. También está aquel que se la lleva de "cachimbón" y cree que todas las calles son autopistas y no respeta las leyes de tránsito. Las consecuencias siempre se sobrellevan en el hospital, la cárcel o en el cementerio.
Pero además de estos datos, están aquellos casos no informados por las entidades oficiales: los que se enfermaron por comer dulces.
Año con año, durante las fiestas agostinas, me doy la tarea de buscar manzanas con caramelo. Una golosina que no tengo oportunidad de degustar muy a menudo.
El pasado 7 de agosto, salimos en busca de churros españoles y la manzana. Para no hacerles muy largo el cuento sólo les diré que me enfermé por la dichosa manzana. Pienso que mejor me hubiera comprado un elote loco.
Tal vez habría tenido el mismo efecto, pero eso no me habría sorprendido.