miércoles, 16 de septiembre de 2009

A 188 años de Independencia

Mucho se ha debatido sobre si realmente vivimos en una verdadera independencia, en especial en el tema político, pero en esta oportunidad no es mi objetivo hablar al respecto.

Un poco de color y amenidad no cae nada mal enmedio de un estrés social, causado por la violencia (recientemente encontraron cuatro cadáveres en un automóvil O_O) y por los desacuerdos de la clase política (aún no tenemos fiscal general de la República :S).

La celebración de los 188 años de Independencia Patria contó con el tradicional desfile estudiantil. Las bandas de paz se lucieron entonando sus mejores ritmos y las cachiporristas dejaron viscos a más de algún hombre con sus movimientos.
Un caballero que estaba trotando por el bulevar de Los Héroes, detuvo su marcha en cuanto vio a las primeras cachiporristas y se quedó viendo todo el recorrido.
Muchas personas llegaron vistiendo la camiseta de la selección nacional de fútbol, la cual combinaba con la celebración por ser azul y blanco.
Otros espectadores hasta llevaron sus sillas plásticas para ubicarse en el mejor lugar (bajo la sombre de un árbol, claro está).
Esta fue la primera vez que estuve en el desfile, entrevisté a algunas personas para que me dieran su opinión sobre el mismo, entre ellas a un magistrado de la Corte Suprema de Justicia, quien llevó a sus hijos a ver el desfile (lo peculiar es que hasta el día siguiente me di cuenta de que es magistrado XD).
El evento en el estadio estuvo lleno, mucha gente ya no logró entrar. La Fuerza Armada cerró el evento, como siempre, con una demostración de sus destrezas.

Fotografías: Tulio Galdámez y Elmer Villalobos

martes, 8 de septiembre de 2009

Ciudad Mujer bajo la lluvia

La puntualidad es una virtud que pocas personas desarrollan y otras no, o tal vez la pierden.
El 8 de septiembre, el gobierno de la República, lanzó el programa Ciudad Mujer. La ceremonia de colocación de primera piedra se haría en Usulután.
Todo estaba listo para ese evento desde tempranas horas: los canopis, la mesa principal, las sillas, el podium y el sonido estaba instalado. Los invitados estaban en sus lugares, la prensa ya estaba ubicada en la tarima asignada; pero el presidente y su esposa aún no llegaban.
El calor de Usulután se volvía sofocante salvo esas breves, pero muy breves, ráfagas de brisa que pasaban.
Dos horas después de la hora convocada, llegaron las autoridades que presidirían el evento y éste dio inicio con el himno nacional, bla bla bla bla.
Cuando el presidente estaba comenzando su discurso comenzó a pringar, luego las gotas se volvieron más grandes, cayeron más rápido y en más cantidad, o sea, cayó una buena tormenta.
La gente, como es de esperarse, se levantó de sus asientos y se refugió bajo los canopis. Durante el resto del discurso de Mauricio Funes, estuvimos de pie, apretados, acalorados y algunos hasta mojándose porque escurría agua de las orillas de los toldos.
Fue una jornada estresante y cansada. Luego que los funcionarios se retiraron nos quedamos bajo la carpa un buen rato hasta que llegó cerca el vehículo donde andábamos y corrimos a subirnos. Las personas del lugar que no portaban paraguas tuvieron que esperar a que dejara de llover.
Como le dije a uno de mis colegas, si el programa no se hubiese atrasado tanto, seguramente nos habríamos retirado antes de que lloviera o no habríamos estado mucho tiempo bajo la lluvia. Por eso creo que la puntualidad es una virtud importante de desarrollar.

martes, 1 de septiembre de 2009

Con el espíritu de Elías

Dios tiene un propósito para cada uno de nosotros. La prueba está en su Palabra, a través del profeta Jeremías le dijo al pueblo de Israel: "Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis" (Jer. 29:11).
Ya en el Nuevo Testamento, Pablo dice en su carta a los Romanos: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados" (Ro. 8:28).
De algo estoy segura, el Dios de Jeremías y de Pablo es mi Dios. Y Él dijo: "Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños" (Hch. 2:17).
El director del ministerio de jóvenes a nivel internacional, Trevor Reid, nos recordó esta promesa de Dios durante el congreso de jóvenes de la Iglesia de Dios de la Profecía Universal, efectuado en El Salvador, el pasado 30 de agosto.
El Señor ha prometido derramar de su Espíritu con el objetivo de usarnos como instrumento de su poder para llevar el evangelio a toda criatura, extender el mensaje de salvación y de perdón de pecados a través de Jesucristo, a todas las personas posibles.
Sin temor alguno, hoy más que nunca, el pueblo de Dios debe persevar y alcanzar a aquellos que aún no han recibido a Jesucristo en sus vidas como su único y suficiente salvador personal.
Dios es fiel y respalda a aquellos que hacen su voluntad, y la voluntad de Dios es que nadie se pierda "sino que todos procedan al arrepentimiento".
Y esto es más urgente porque ahora está más cerca de nosotros nuestra redención que cuando creímos.
Cristo dice: "He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra" (Ap. 22: 12).
Dios les bendiga.