-Qué dice usté don Danielito, ¿cré que el infierno está aquí abajo en la tierra?
- Mmm, no le sabría decir, don Chema, deso no sé yo nada.
- Siii don Danielito, el infierno está aquí abajo de la tierra!
- ¿Y usté cómo sabe?
- Cuando fuimos con mi mujer a traer leña al cerro, yo me acosté un ratito, y bien cabal oí que decían: ¡Aticen el fuego que ahí viene Regalado, aticen el fuego que ahí viene Regalado!, por eso digo yo que el infierno está abajo de la tierra.
Cuenta mi abuela que su suegro, don Daniel, seguido contaba una pasada de cuando estaba joven (en el primer cuarto del siglo XX).
Decía que cuando trabajó en el ingenio Chanmico (ahí por Sitio del Niño, en San Juan Opico), seguido platicaba con un señor "ya bien señor", quien le preguntó dónde creía que estaba el infierno.
Como no supo darle una respuesta, el anciano le contó su experiencia de años atrás:
Un día, cuando él y su mujer fueron a recoger leña al cerro (así le llamó al volcán de San Salvador), se detuvieron a descansar y se recostó sobre la tierra.
Cuando él puso la cabeza en el suelo, escuchó que decían: ¡Aticen el fuego que ahí viene Regalado, aticen el fuego que ahí viene Regalado!
Inmediatamente pensó que era el infierno y que estaban preparando el fuego para la llegada de Tomás Regalado, quien fuera presidente de la República de 1898 a 1903.
Regalado participó del derrocamiento del presidente Rafael Gutiérrez y asumió la primera magistratura.
Falleció en 1906, en una batalla entre El Salvador y Guatemala, en el lugar conocido como El Entrecijo en el vecino país.
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