El Viceministerio de Transporte (VMT) y la Subdirección de Tránsito de la Policía, comenzaron a exigir hoy a los motoristas de transporte público de pasajeros que porten su carné que los acredita para efectuar dicha función, en cumplimiento a la Ley de Transporte Terrestre, Tránsito y Seguridad Vial y su Reglamento.
Los que no tengan el carné reciben una multa de $57.14.
En reacción a esta medida, algunas rutas paralizaron labores, dado que la mayoría de motoristas no cuentan con carné, e incluso, no tienen licencia de conducir. Otros adeudan grandes sumas en calidad de esquelas y por eso no pueden obtener el carné.
Tal es el caso de motoristas de la ruta 4T de Ciudad Delgado, ya que dentro de sus empleados hay quienes deben más de $7 mil.
Mientras que los de la ruta 42 microbús, no salieron a trabajar "en solidaridad" con los motoristas que no tienen carné.
Pero los que se llevaron la atención de la prensa este día fueron los motoristas de la ruta 140 microbús, que cerraron el paso a la altura del kilómetro 17.5 de la carretera Panamericana, en San Martín, y obligaban a los usuarios de transporte que viajaban en otras rutas a bajar de las unidades.
Esto causó revuelo y llegó la UMO a desalojar la zona, donde hubo ocho detenidos por el cargo de desórdenes públicos.
La Policía de Tránsito se mantuvo monitoreando dichas rutas, algunas unidades de éstas comenzaron a trabajar en horas de la tarde.
Panorama distinto se vivió en las terminales de Oriente y Occidente. En la primera corría el rumor que las rutas del norte: 117, 125, 127 y 141 no estaban circulando o que tenían servicio deficiente; pero en los puntos de meta se pudo constatar que sí había unidades de dichas rutas.
Aunque el servicio sí se vio disminuido en ambas terminales, no pareció representar mayor gravedad.
Muchos empleados de dichas terminales opinaron que la mayor afectación está en las rutas urbanas, porque son las que tienen mayores deudas en esquelas y las que no se apresuraron en obtener el carné.
Una inspectora de Tránsito identifica a las rutas que paralizaron labores y protestaron como "las que les gusta estar en el desorden".
De hecho, el sector de transporte público es uno de los más conflictivos en este país, no sólo por el mal servicio que prestan y los accidentes de causan, sino por la falta de organización interna.
Para darse cuenta de eso, basta ver el comportamiento que los dirigentes gremiales han tenido durante muchos años: desacreditándose mutuamente. No fue sino hasta este año que dos de los dirigentes más polémicos decidieron limar asperezas, pero, todavía es notoria la distancia que existe entre ambos.
En todo este embrollo, lo único que sí es seguro es que la población usuaria del transporte colectivo es la que se ve afectada con los problemas del transporte.
La población es la que arriesga su vida diariamente al viajar con motoristas que no respetan los límites de velocidad, no respetan las paradas, saturan las unidades, pelean vía, van hablando por teléfono mientras conducen, entre otras acciones.
La gente es la que, al final, paga los platos rotos.
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