Según Wikipedia:
El nombre es la designación o denominación verbal que se le da a una persona, animal, cosa, o concepto tangible o intangible, concreto o abstracto, para
distinguirlo de otros.
En la antigüedad
los padres ponían nombres que tuvieran algún significado especial. Ejemplo de
ello lo encontramos en la Biblia, con nombre como: Abraham, que es "padre
de muchos pueblos o naciones"; Daniel, que es "justicia de Dios"
y el mismo Jesús, que es "el Mesías, o el que salva".
En El Salvador,
en la primera mitad del siglo XX, fue muy común que se nombrara el infante
según el santo del día, el que aparece en el calendario.
Luego, con el
auge de las remesas, la música y las películas, se empezaron a utilizar nombres
de artistas o de otros países, como: Bryan, Jennifer, Ashley, Michael, etc.
Pero
independientemente cuál sea nuestor nombre y por qué no llamaron así, casi
todos cuidan su nombre.
Lo cuidamos en
que no aparezca en un chambre, deuda, problema legal o triángulos amorosos o
que no salga en publicado en algún medio de comunicación.
Y por el
contrario, se procura que nuestro nombre figure entre reconocimientos,
créditos, elogios y toda cosa buena.
En el caso del
periodismo, el reportero procura que cada nota tenga el respectivo crédito
excepto en aquellos casos en que la información puede ser comprometedora.
Lo que menos se
busca es que nuestro nombre se vuelva un protagonista de la información que
difundimos, pero no siempre se logra.
Tal es el
caso de una publicación en que el Ministerio de Obras Públicas (MOP) declaró
reserva a una información solicitada por medio de la Oficina de Información y
Respuesta (OIR), como prueba documental, se publicó la carta en la que el
oficial informa la resolución de reserva, dirigida a mi nombre.
Se puso esa carta
para no utilizar la de la resolución hecha por el gerente de Derechos de vía
solo porque en esa aparecen el apellido de una familia de muy buena posición
económica.
Luego, la
Subsecretaría de Transparencia, retoma el tema y lo publica en la página de
Transparencia Artiva dónde, nuevamente, se publica mi nombre como la
solicitante de la información.
Generalmente, se
exponen nombres de fuentes informativas o personas en casos coyunturales, ahora
resultó que fue una especie de autoexposición.
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