Conocer el pasado es importante para entender el presente y no cometer los mismos errores en el futuro.
Para que el país progrese es necesaria la reparación de las violaciones a los derechos humanos cometidas durante el conflicto armado, en especial las cometidas contra cientos de niños y niñas que sufrieron la desaparición forzada.
El Salvador conmemoró este 29 de marzo el Día dedicado a las Niñas y Niños Desaparecidos durante el Conflicto Armado, una de las medidas que dictó la Corte Interamericana de Derechos Humanos, en 2005, por el caso de la desaparición de las hermanitas Ernestina y Erlinda Serrano Cruz, ocurrida en junio de 1982, en San Antonio de la Cruz, departamento de Chalatenango.
La Asociación Pro-búsqueda ha liderado en los últimos años la búsqueda, localización y reencuentro de los ahora jóvenes con sus familias biológicas.
Cerca de 363 casos han sido resueltos, pero quedan pendientes por resolver más de 800.
Abuelos, abuelas, padres, madres, hermanos y hermanas no pierden la esperanza de dar con el paradero de sus familiares desaparecidos durante el periodo conflictivo en El Salvador (1980-1992).
Las investigaciones de Pro-búsqueda indican que muchos de estos menores fueron dados en adopción a familias extranjeras, principalmente en los Estados Unidos, por lo que se dificulta la labor de localización y reencuentro, pues a muchos de ellos les hicieron creer que fueron abandonados por sus padres.
La misión de encontrar a los desaparecidos ahora es compartida con la Comisión Nacional de Búsqueda, instalada por Decreto Ejecutivo en enero de 2010.
Abrir los archivos militares de la época e indagar qué sucedió con los niños y niñas es solo parte del gran reto que descansa en los hombros de las personas que conforman dicha comisión.
FOTO: MIGOB
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