En diferentes parte del mundo, incluyendo en El Salvador, el 21 de mayo tuvo mucha espectativa sobre si realmente sería el día del juicio final, como lo decía la organización famiy Radio, propiedad de Harold camping, un octogenario que creyó haber descubierto la fecha del arrebatamiento de la iglesia de Cristo.
No faltó quienes sí creyeron a sus especulaciones y esperaron con temor ese día. Lo que me pareció más curioso es que la gente esperaba catástrofes naturales en combo, destrucción masiva al estilo de Hollywood porque, obviamente, desconocen lo que dicen las Sagradas Escrituras.
Ciertamente, la vida en la tierra como la conocemos se va a terminar un día, antes de eso ocurrirán una serie de sucesos que afectarán a la humanidad.
Por ahora vivimos el tiempo de la gracia, es decir, la misericordia de Dios presente para toda la humanidad y nos invita a arrepentirnos de nuestros pecados, aceptar a Jesucristo como único Señor y Salvador de nuestras vidas y vivir una vida de acuerdo a su Palabra.
Pero un día, que no sabemos cuál será ni aún los ángeles de Dios lo saben, vendrá el Señor con voz de arcángel y con trompeta de Dios y los muertos en Cristo resucitarán primero, luego, los que estemos vivos y firmes en el evangelio, seremos arrebatados en un abrir y cerrar de ojos, como dice en la primera carta a los Tesalonicenses en su capítulo cuatro.
Nos encontraremos con el Señor en el aire, nuestros cuerpos serán transformados y seremos semejantes a él.
Sin embargo, habrá millones de personas que se quedarán porque no creyeron a la Palabra de Dios, quienes sufrirán los siete años de tribulación. Es decir, la vida en la tierra continúa mientras la iglesia de Cristo participa de las Bodas del Cordero.
El problema es que muchas personas se creen los más grandes conocedores de la Biblia y con sus argumentos confunden a las personas, como este señor Camping.
Al ver que no sucede nada, como esperaban que sucediera, la gente endurece su corazón y ya no quiere creer que Cristo vendrá por su pueblo.
Esto hace más difícil la evangelización, porque las personas no creen que haya un castigo para los que no se arrepienten, como tampoco creen que habrá un cielo para los que se salvan.
Pero de todas formas, debemos seguir predicando a Jesucristo, pues es el Espíritu de Dios, por medio de las Escrituras en que convence a las personas.
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