"Yej yek tunal" saluda "nancin" Idalia a los miembros y profesores del coro de estudiantes del Centro Escolar Dr. Mario Calvo, de Izalco, que interpreta en Himno Nacional de El Salvador pero en lengua Nahuat.
Idalia García, es de las pocas "nahua-hablantes" del municipio de Santo Domingo de Guzmán que lo habla fluidamente y no tiene pena de demostrarlo.
Y es que el idioma oficial de la tierra de "Kuxkatan", españolizado después como Cuzcatlán y que hoy es el territorio de El Salvador, está a punto de desaparecer si no se toman acciones por preservar esta herencia ancestral.
Se considera que en dicho municipio se concentra la mayoría de población "nahua-hablante", es decir, aproximadamente 150 personas.
Diversos factores influyeron con el paso del tiempo para que las personas descendientes de pueblos indígenas renunciaran a su vestimenta, su lengua y muchas de sus costumbres.
El primero fue la matanza de indígenas de 1932, principalmente en la zona de Izalco, ordenada por el entonces presidente de la República General Maximiliano Hernández Martínez.
Miles de indígenas murieron en aquella época y los que quedaron vivos, por temor a ser asesinados, ya no se identificaron como indígenas.
Comunicarse en nahuat pasó sólo a los círculos de confianza, en algunos casos dejó de hablarse incluso en el seno familiar, por lo que hoy muchos adultos que en aquella época eran niños desconocen la lengua.
La modernización de la sociedad fue otro aspecto que contribuyó a disminuir la cantidad de personas que hablaban nahuat y que vestían refajo.
El término "indio" se usó como calificativo despectivo hacia las personas de escasos recursos, analfabetas, campesinos, empleados de haciendas y domésticas; al grado tal que se consideró una especie de ofensa llamar "indio" a los habitantes de la zona urbana o que tenían algún grado académico.
Ante décadas de discriminación, los "nahua-hablantes" dejaron de hablar la lengua en público, "porque les da vergüenza", dijo Idalia.
En contra de la corriente
No obstante las presiones sociales, hubo personas como Idalia, doña Ramona y Paula que se negaron a perder la herencia ancestral que recibieron de sus padres.
La primera ha colaborado como profesora de Nahuat en proyectos universitarios, uno de sus alumnos fue el actual docente de Lenguaje y Literatura del Centro Escolar Dr. Mario Calvo, quien enseña la lengua ancestral a los estudiantes de dicha escuela.
Ramona dejó su legado a su hijo Margarito, quien coopera como profesor de Nahuat en Santo Domingo de Guzmán. Tampoco se avergüenza de vestir su refajo, aunque sea confeccionado en Guatemala.
Y Paula es una de las encargadas de la "Tajkwiluyan Mupatiani Nahuat", o sea, Oficina de Intérpretes Nahuat que abrió la Secretaria de Inclusión Social en Santo Domingo de Guzmán.
La idea es dar información a las personas que hablan Nahuat en su propio idioma y cumplir con las recomendaciones del Comité para la Eliminación de Discriminación Racial de la Organización de las Naciones Unidas. La primera tarea de los miembros de la oficina es traducir dichas recomendaciones.
En el acto de apertura de la oficina se realizó una ceremonia indígena para bendecir a los intérpretes.
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