viernes, 8 de abril de 2011

Los principios morales de Dios

Los mandamientos siguen vigentes


Luego de que Dios sacó a Israel de la esclavitud de Egipto les dio sus mandamientos en el monte Sinaí. Deuteronomio 5: 1-3.


Dios exige santidad a su pueblo. Levítico 19: 2


Para lograr agradarle y ser su pueblo nos es necesario oír su voz y hacer su voluntad. Éxodo 19: 5-6


Los mandamientos de Dios siguen vigentes, Jesús los resumió en dos grupos. "Jesús le dijo: Amarás al Señor tu Dios con todo tu corazón, y con toda tu alma, y con toda tu mente.

Este es el primero y grande mandamiento.

Y el segundo es semejante: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

De estos dos mandamientos depende toda la ley y los profetas.

Mateo 22: 37-40


Los mandamientos sobre amar a Dios se ubican del primero al cuarto Deuteronomio 5: 6-15; y los demás sobre amar al prójimo Deuteronomio 5: 16-21.


El mandamiento de “No matarás” incluye no odiar. "Oísteis que fue dicho a los antiguos: No matarás; y cualquiera que mate será culpable de juicio.

Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego". Mateo 5: 21-22.


No cometer adulterio incluye no pensarlo. "Pero yo os digo que cualquiera que mira a una mujer para codiciarla, ya adulteró con ella en su corazón" Mateo 5:28


No debemos robar Efesios 4:28


El cumplimiento de la ley es el amor. "Porque: No adulterarás, no matarás, no hurtarás, no dirás falso testimonio, no codiciarás, y cualquier otro mandamiento, en esta sentencia se resume: Amarás a tu prójimo como a ti mismo.

El amor no hace mal al prójimo; así que el cumplimiento de la ley es el amor". Romanos 13: 9-10


Dios, a través de la ley dada a Moisés, estableció con los hijos de Israel un pacto. El que hiciere los preceptos establecidos en la ley, viviría por ellos. Pero Dios prometió a Israel un nuevo pacto Jeremías 31: 31-34


El nuevo pacto se extendió a toda la humanidad y es la sangre de Jesucristo, derramada para remisión de los pecados. Mateo 26: 28; Hebreos 9: 11-15.

No hay comentarios:

Publicar un comentario