viernes, 5 de octubre de 2012

Aunque dé miedo, hay que decirlo


Muchas personas piensan que las iglesias evangélicas generan miedo a la gente cuando le hablan de que si no se arrepienten de sus pecados se van a condenar, es decir, se van a ir al infierno, y que se valen de ese miedo para acrecentar su membresía.

Otros critican que haya congregaciones que basan su mensaje solamente en las bendiciones materiales que recibirán en esta vida si pertenecen a una iglesia cristiana evangélica y que todo será alegría y prosperidad.

La mayoría de personas prefieren este último mensaje y despreocuparse del juicio que la humanidad un día tendrá que enfrentar. Creer que el evangelio es sólo eso, es estarse engañando uno mismo.

Ciertamente, todas las personas, sin excepción alguna, somos pecadores. Y Dios dice: “Como está escrito:
No hay justo, ni aun uno;
No hay quien entienda.
No hay quien busque a Dios.
Todos se desviaron, a una se hicieron inútiles;
No hay quien haga lo bueno, no hay ni siquiera uno” Romanos 3:10-12.

La humanidad entera es esclava del pecado, por muy pequeño que sea. No solamente los asesinos y violadores son pecadores, también lo son quienes se dejan llevar por sus deseos.
“Y manifiestas son las obras de la carne, que son: adulterio, fornicación, inmundicia, lascivia, idolatría, hechicerías, enemistades, pleitos, celos, iras, contiendas, disensiones, herejías, envidias, homicidios, borracheras, orgías, y cosas semejantes a estas; acerca de las cuales os amonesto, como ya os lo he dicho antes, que los que practican tales cosas no heredarán el reino de Dios” Gálatas 5:19-21.

Ya Jesús explicó que adulterio no sólo es consumar la unión sexual extramatrimonial, sino que también lo es el pensarlo. Ultrajar al prójimo y tener resentimientos también es una forma de homicidio. Si por suerte, habrá quien no haya cometido alguna de estas dos, pero se ha enojado con su prójimo, ha tenido envidia o un pleito, en ese momento se constituye en pecador.

Romanos 6:23 inicia diciendo: “Porque la paga del pecado es muerte…”
Pablo expone que “De manera que cada uno de nosotros dará a Dios cuenta de sí”, Romanos 14:12.

Jesús explicó que: “Cuando el Hijo del Hombre venga en su gloria, y todos los santos ángeles con él, entonces se sentará en su trono de gloria,  y serán reunidas delante de él todas las naciones; y apartará los unos de los otros, como aparta el pastor las ovejas de los cabritos” Mateo 25:31-32.

“Y vi un gran trono blanco y al que estaba sentado en él, de delante del cual huyeron la tierra y el cielo, y ningún lugar se encontró para ellos.
Y vi a los muertos, grandes y pequeños, de pie ante Dios; y los libros fueron abiertos, y otro libro fue abierto, el cual es el libro de la vida; y fueron juzgados los muertos por las cosas que estaban escritas en los libros, según sus obras.
Y el mar entregó los muertos que había en él; y la muerte y el Hades entregaron los muertos que había en ellos; y fueron juzgados cada uno según sus obras.
Y la muerte y el Hades fueron lanzados al lago de fuego. Esta es la muerte segunda.
Y el que no se halló inscrito en el libro de la vida fue lanzado al lago de fuego”, Apocalipsis 20:11-15.

Cómo saber en qué lado estar?

Jesús declaró que Dios amó al mundo de tal manera que entregó a su Hijo unigénito para que todo aquel que en él cree no se pierda, sino que tenga vida eterna (Juan 3:16).

También dijo: “El que creyere y fuere bautizado, será salvo; mas el que no creyere, será condenado” Marcos 16:16.

Y agregó: “El que cree en el Hijo tiene vida eterna; pero el que rehúsa creer en el Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios está sobre él”, Juan 3:36.

Hay personas que se conforman con creer que hay un Dios, pero no le creen a sus palabras. También creen que el hecho de ser humanos ya son hijos de Dios, pero la Biblia dice claramente:
“A lo suyo vino, y los suyos no le recibieron. Mas a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio potestad de ser hechos hijos de Dios”, Juan 1:11-12.

Dios, sabiendo que no podíamos salvarnos por nuestras propias acciones, preparó un plan de salvación por medio del sacrificio de su propio Hijo, la única persona que anduvo en esta tierra sin cometer pecado.
Y nos abre la puerta para escapar del tormento eterno:
“Que si confesares con tu boca que Jesús es el Señor, y creyeres en tu corazón que Dios le levantó de los muertos, serás salvo” Romanos 10:9.

Alguno dirán que han pasado siglos y la vida sigue su curso y no quieren creer que habrá un final para esta generación.
Pero eso es porque Dios, en su misericordia, nos está dando oportunidad de salvación.
“El Señor no retarda su promesa, según algunos la tienen por tardanza, sino que es paciente para con nosotros, no queriendo que ninguno perezca, sino que todos procedan al arrepentimiento” 2ª Pedro 3:9.

Amigo y amiga, te invito a que recibas a Jesús como Señor y Salvador de tu vida, que le pidas perdón por los pecados que hayas cometido y escriba tu nombre en el libro de la vida.

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