martes, 8 de enero de 2013

Los cambios de la vida

Fijarse metas al comienzo de cada año es una costumbre para muchas personas, aunque a medio camino se les olvide. No siempre las cosas resultan como se espera, pero no por eso nos vamos a frustrar.
Pero se llega un momento en que la vida misma nos obliga a replantearnos nuestras metas, no para un año en específico, sino para el resto de nuestra vida.

Personalmente, el 2012 será recordado por cuatro sucesos importantes, que enumero en orden cronológico:
1. 25 de febrero: Mi hermana mayor se casó. Eso implicó cambios porque se marchó a formar su nuevo hogar. Aunque llegue con bastante frecuencia a la casa de su niñez y soltería, se siente alguna diferencia.

2. 13 de marzo: Cambié de trabajo. Entrar a LPG representa un gran reto profesional y cada día lucho por adquirir más experiencia (reconozco que eso resulta más cansado).

3. 19 de agosto: Mi abuela Claudina falleció. Pasó a la presencia del Señor donde también se reencontró con su amada hija -y mi madre- Zoila Concepción. Las extraño a ambas.

4. 25 de diciembre: Falleció mi hermano Martín. Ese fue el suceso más doloroso e inesperado que hemos enfrentado. La navidad no resultó nada bonita para mi padre, mi hermana y para mí. Una no puede evitar preguntarse  "Cómo es posible que de verdad sea él?". Triste, muy triste. Pero seguimos adelante.

Estas situaciones obligan a replantearse muchos objetivos de vida. No los voy a mencionar porque aún estoy trabajando en eso. Pero de algo estoy segura: amo a mi familia y el Señor tiene un propósito para nosotros.


El marquesote
Para no perder la costumbre, aquí va una pasada de mi abuela y mi hermano.

Cuando eramos niños, mi abuela acostumbraba llevarnos a los rezos de las flores de mayo.

"Martincito salía corriendo a ver la cocina (era casa particular) a destapar las ollas. Si miraba que iban a dar fresco de horchata con marquesote se iba a sentar y me decía 'van a dar marquesote'.
Pero si miraba que iban a dar fresco de chan o de otro y galletas, se regresaba bravo a decirme 'vámonos Macandina, fresco de chan van a dar con galles, galleta traigo yo en la bolsa'.
Callate -le decía yo-, si yo a rezar los traje no a comer.
'Si, pero galletas van a dar', me volvía a decir.
Ahí se estaba sentado callado, bravo, porque no daban marquesote"

4 comentarios:

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  2. Entiendo a Martín. Es que el marquesote no es cualquier pan. Recuerdo cuando lo veíamos en la cafetería de la UES y que era coqueto con Lourdes Lara. Años después lo vi en su proyecto de exportar cerámica. Quiero decirte que aunque no nos veamos, te recuerdo con cariño. Recuerdo cuando el perro nos robó las hamburguesas y ya no teníamos dinero para comprar otro almuerzo, jajaja. Todavía lloro de risa cuando lo cuento. Te quiero mucho. Sos una de las amigas que más atesoro. Admiro tu fortaleza, tu sencillez, tu sinceridad. Siempre he guardado en un lugar especial tu apoyo cuando murió mi mamá, cuando me quedé sola. Gracias por contagiarme de buenas intenciones. Te mando un beso y un abrazote.

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    1. Yo también me acuerdo de ese mentado chucho jajajajajaja.... Yo también te quiero mucho, siempre serás mi amiga estimada.

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  3. Y el día que yo lo conocí, le ví cara de malo, jajajaja, algo alejada de la realidad. Un abrazo fuerte Susi

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