miércoles, 16 de diciembre de 2015

Una diversión peligrosa: perder la vida por un volcancito

El pasado martes 15 de diciembre las autoridades del Sistema Nacional de Protección Civil informaron del lamentable fallecimiento de un niño de 8 años de edad, debido a la gravedad de las quemaduras que le causara un producto pirotécnico conocido en nuestro país como "volcancito".
El niño se encontraba sin supervisión al momento de encender el producto y la ropa que tenía puesta se incendió. Según datos de especialistas de cirugía plástica del Hospital de Niños Benjamín Bloom, sufrió quemaduras en el 50% de la superficie corporal y en las vías aéreas. Su estado fue tan crítico que falleció 24 horas después del incidente.
Pero no solo reportaron ese caso, sino que informaron de 19 personas lesionadas por manipulación de pólvora, 15 menores de 18 años de edad. En cuatro casos hubo amputaciones de dedos. Una niña está en cuidados intensivo por quemaduras graves.

Estos hechos, que generalmente se abordan en la medida que se acercan las festividades navideñas y de fin de año, reavivan la discusión de si se prohíbe o no la quema de pólvora por la población civil.
La ex ministra de Salud, María Isabel Rodríguez (profesional de la medicina, investigadora, docente y asesora de larga trayectoria) insistió durante su administración que debe prohibirse la quema de pólvora en el país; pero hasta la fecha eso no ha sucedido.
Las leyes lo que establecen es que en caso de lesiones en un menor de edad se sancionará a los padres y madres de familia que hayan permitido que los niños manipularan la pólvora o hayan sido negligentes en la supervisión. También se establece cierto tipo de productos prohibidos a la venta, como silbadores, buscaniguas, morteros arriba del #5, bombas de mezcal, entre otros.
Pero cada 24 y 31 de diciembre en la noche siempre se escucha el sonido característico de los silbadores, lo que significa que no se cumple la prohibición de fabricación y venta.

Ante esta situación, solo se hacen llamados de atención a que los padres sean más responsables en el cuido de sus hijos, para prevenir que resulten quemados. En algunos casos, la Policía hace decomiso de productos prohibidos, en medio de la inconformidad de los vendedores.

Aunque cada año surge la discusión sobre el tema, no hay avance en la prohibición, la cual está en manos de los diputados de la Asamblea Legislativa aprobarla o no. Nunca falta quien diga que no se puede prohibir porque hay personas que se dedican a vender y es una fuente de empleo y porque es una "tradición" el quemar pólvora para celebrar las fiestas de fin de año.
Es curioso que en el país se prefiera mantener una tradición tan peligrosa, con fines de diversión, en lugar de velar por la seguridad de las familias; además de la contaminación del aire que provoca todo el humo de la pólvora.
También en interesante ver cómo se da prioridad a quienes comercian productos pirotécnicos (¿acaso  lo que venden en cohetes en diciembre les alcanza para subsistir todo el año?)
Mantener la disponibilidad de pirotécnicos para la población solo "porque les gusta", "porque es bonito", "porque es una alegría para los niños", "porque es tradición" es solo una muestra de la poca importancia que le dan las autoridades respectivas a la seguridad de la niñez.
Y me parece que es una muestra de la mente retrasada que aún se tiene y que por eso la sociedad no logra progresar en otras áreas.

¿Cuántos niños más esperan que mueran y queden mutilados de sus miembros para que prohiban la venta y compra de productos pirotécnicos en El Salvador?




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