A eso de las 7:30 de la mañana del viernes, Pancho cayó al río Arenal, en la comunidad Prado, del barrio Modelo en San Salvador.
Su mejor amiga Betsabé, de apenas cinco años de edad, alertó a su padre de que Pancho estaba en el río. La familia intentó bajar, pero fue en vano.
A media cuadra de distancia, se encontraba un equipo del cuerpo de bomberos, quienes acudieron al llamado de doña Dinora, madre de la pequeña Betsabé.
Los bomberos sacaron una escalera del camión para poder bajar al lecho del río, que estaba a más de tres metros de profundidad, por suerte, la corriente del agua no era fuerte y no estaba profundo.
El bombero Saúl Alfredo Aguillón, se puso sus botas impermeables, su casco y se dispuso a bajar.
Sin embargo, el movimiento del agua y la presencia de un extraño, atemorizó a Pancho, quien a mucha prisa batió las alas y alzó vuelo hasta una biga cercana.
La esperanza de rescatar a Pancho parecía disolverse, hasta que el pato batió sus alas de nuevo y llegó al techo de una vivienda y luego a otra, hasta que bajó a tierra.
Los bomberos hicieron su esfuerzo por rescatar al pato como si de una persona se tratara, pero éste prefirió volar a otro lado.
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