lunes, 23 de junio de 2014

El valor es la mitad de la vida

Transcurría el año de 1967, en una de sus clases de álgebra el profesor Israel Cardona dijo una frase que se quedaría grabada en la mente, y en la vida, de uno de sus estudiantes: el valor es la mitad de la vida.

La primera vez que el muchacho puso en práctica esas palabras fue por algo trivial, pero importante para su época y su condición de estudiante.
Un día, por alguna razón, no llevó la tarea de álgebra. Y varios de sus compañeros tampoco.

Ese día, el profesor nos dijo:
-Párense los que trajeron la tarea.
Y yo no la había llevado y me acordé de lo que nos dijo una vez, de que el valor es la mitad de la vida. Entonces me paré. Y como sabía que yo siempre la llevaba y era el mejor de la clase, me confié, esperando que no nos revisara los cuadernos.
Entonces nos dijo:
-Para mañana me traen la tarea hecha y la que les voy a dejar hoy.
Al siguiente día llevé las dos y me preguntó que si no la había llevado y lo le dije:
-Como usted nos dijo que el valor es la mitad de la vida, yo me paré.
-Mirá si no sos!.

Con el paso de los años, nuevas situaciones ameritaron el uso de valor.
En varias ocasiones, sujetos más corpulentos y mayores que él intentaron amedrentarle y sacarle pelea; pero en ninguna de ellas titubeó. Al ver su firmeza, los oponentes desistían.

Años más tarde, en pleno conflicto armado, en no pocas veces fue detenido por grupos de la guerrilla o del ejército en el camino que seguía cuando iba a vender pan. En una de esas, trataron de quemarle el vehículo.

Me apuntaban con los fusiles y yo se los apartaba. Y uno de ellos me dijo que le iban a prender fuego al carro.
-¿El qué decís? Ya me quitaron la venta, ¿qué más quieren?
-¡Que le vamos a prender fuego al carro!
-¡No jodan! ¡Cómo vas a creer que me vas a quemar el carro! ¡Si alguien lo va a quemar, voy a ser yo!
-¿Cómo?
-¡Que yo lo voy a quemar, si a mí me cuesta no a ustedes!
En eso apareció uno que ya me conocía y le dijo al otro que me estaba apuntado que me dejara.
-Váyase -me dijo-, no se preocupe que no le van a hacer nada.
Babosos ya me querían quemar el carro.

Los años pasaron y de nuevo, puso a prueba su valor.
Esta vez fue para defender a un muchacho que estaba en su equipo de fútbol.
Luego de ganar un partido, unos jugadores del equipo perdedor comenzaron a insultar al joven.

-Bueno y a ustedes qué les pasa?
Yo me acerqué, puse el botiquín en el suelo y me paré enfrente de ellos, era todo el equipo y unos que andaban con ellos.
-Si piensan hacerle algo al cipote, vean primero conmigo.
Y me quedé parado.
-Vámonos -les dijo uno, ahí déjenlos.
No sé si me tuvieron miedo o lástima. Era bruto yo -ríe-, suerte tuve que no me pegaron entre todos.


Pasaron más cosas con el correr del tiempo, defendió a su esposa en asaltos y enfrentó peligros en carretera; pero en ninguna de esas situaciones su valor se doblegó.

Hace poco, viendo un programa de concursos de televisión (ese donde la gente elige maletines jajaja), observando que el concursante no se arriesgaba mucho dijo:
-Ese quizá no ha oído que el valor es la mitad de la vida.
Después me preguntó si eso ya lo había subido a facebook y le contesté que no.

Fue en ese momento que pensé en compartirlo, no sin antes preguntar bien dónde y cuándo aprendió que el valor es la mitad de la vida.

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