viernes, 24 de agosto de 2012

Hasta pronto

El nombre de este blog "Pasadas de camino real" fue inspirado por las historias de tradición oral que me contaba mi abuela, Claudina Salazar, quien falleció el pasado 19 de agosto; por lo que me pareció justo rendirle homenaje contando aquí su historia.

Parte I: Los primeros pasos
Según la cédula de identidad de mi abuela, nació el 30 de octubre de 1931, aunque se desconocía a cabalidad si esta fue la fecha exacta. Tuvo un hermano gemelo quien murió en el parto. Sus padres fueron Esteban Berrios y Elisa Salazar y el lugar de su nacimiento fue el barrio Las Victorias, de Ciudad Delgado, San Salvador.
Vivió con sus padres los primeros años de su infancia. Vagamente recordaba que un día llegó un muchacho y una muchacha a la champa donde vivían. Cuando su papá llegó de trabajar preguntó a su mujer quiénes eran los muchachos y ella respondió "son mis hijos".
Tal noticia pareció no alterarlo mucho, él sólo tomó su sombrero y se fue.
Mi abuela se quedó con su madre poco tiempo, ya que por las noches ella y sus dos hijos salían "a mirar las luces de la calle y la gente que pasaba y regresaban bien noche y a mí me dejaban dorminda", decía.
Al rato que ella despertaba, salía llorando semi desnuda hacia la champa más cercana, donde doña Eulofia, y al regresar su madre la iba a traer y se la llevaba de regreso a puros chilillazos.
Un día, doña Eulofia (a quien llamaban Lopa), le contó al papá de mi abuela la situación y él le dijo que esa noche ya no le entregara a la niña. "Llévela usted de confirma y se la queda, yo le voy a estar dando algo (supuestamente dinero)", le dijo y ella aceptó.
Esa noche que la mamá la llegó a traer, doña Lopa le dijo lo que don Esteban había dispuesto. La mamá respondió "ah vaya" y se fue y nunca regresó por la Claudina.
Desde entonces, mi abuela se crió con la madrina.

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