viernes, 10 de enero de 2014

Historias sueltas

Si hay algo que añoro bastante es escuchar las historias de mi abuela. Esos retratos hablados de la campiña salvadoreña, o mas bien, de la campiña de El Paisnal y Aguilares.

Establecer el orden cronológico de algunas resulta muy difícil, ya que ella misma no recordaba cuál ocurrió primero, ni la edad que tenía cuando acontecieron. De ahí que prefiero denominarlas como historias sueltas.

"Andá a chirotiar"
Cuando estaba bicha, me acuerdo que pasaban por el rancho donde vivíamos unas cipotas.
-Claudina vamos a bañarnos al río.
-Ah, si me da permiso mi madrina, voy
-Andá decile.
-Madrina, ¿me da permiso de ir al río?

Cuando estaba de buenas me daba permiso. Bien me acuerdo que me decía: "andá a chirotiar pues". A saber qué quería decir, pero ella tenía esa palabra.

En una de esas que nos estuvimos bañando en el río, yo que me salgo y me miro la combinación -en ese tiempo combinación usaba uno- llena de sanguijuelas.
Miren bichas, mi combinación!
Quitátela ligero! 
-Ay Dios, hoy me va a pegar mi madrina. 
Como a esa señora no se le escapaba nada.

Yo me la quité ligerito, me fui solo con el vestido puesto y llevaba la combinación en la mano.
Cuando llegué mi madrina me preguntó qué me había pasado que llevaba la combinación en la mano.
-Es que se me pegaron unas sanguijuelas.
-Tirála en el alambre, que le dé el sol, ya se van a caer.

Así hice, la tiré en el alambre y al ratito ya no tenía ninguna. Después de eso ya no me dejó ir a bañarme al río.

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"Se quebró el jarro"

Una vez mi madrina iba a salir y me dejó a mí sola. Y me dijo que no saliera, que ese día no fuera a traer agua.
En eso que ella se fue pasó una mi amiga, no me acuerdo cómo se llamaba, pero seguido pasaba por ahí.
-Claudina, vamos a traer agua.
-No, no está mi madrina y me dijo que no saliera.
-Vamos, cuando venga ya vas a estar de vuelta.
-Vaya pues. Voy a ir a traer el jarro.
Antes teníamos un jarro de barro con el que sacábamos agua, tenía dos orejas el jarro y era grande. 

Cuando íbamos para el río, íbamos jugando de que una caminaba con los ojos cerrados y la otra la llevaba de la mano. Yo la llevé a ella buen pedazo.
-Ahora vos
-Vaya pues. 

En eso que me llevaba de la mano, la bicha no me dijo que había un hoyo y me voy en el hoyo.
Y cuando me caí pegué con la boca y me reventé el labio. Pero lo que más me dolió fue que se quebró el jarro.
-Hoy sí me va a pegar mi madrina!

Y me fui de regreso con el pedazo de jarro en la mano y la boca con sangre. Cuando llegué fue lo triste, mi madrina ya estaba ahí.
-Y qué tenés? y el jarro por qué viene quebrado?
Ya le conté yo lo que había pasado.
-Yo te dije que no salieras!

Me quitó el pedazo de jarro de la mano y me lo terminó de quebrar en la cabeza.
Esa señora solo pegándome pasaba, y todo a la cabeza. Anantes y quedé buena, digo yo.

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"Ya le pagué a tu madrina"

Cuando estaba cipota, mi madrina me consiguió trabajo en un comedor. Desde la madrugada había que cocer los frijoles, poner café, echar tortillas y lavar los platos.
Y ahí pasaba todo el día.
-Con lo que me paguen, voy a comprar un corte para hacerme un vestido.
Para ese entonces como dos vestidos tenía. 
Bueno, cumplí mes y yo ni cuenta me di hasta que la señora del comedor me dijo.
-Ayer cumpliste mes Claudina, ya le pagué a tu madrina.
-Vaya, está bien.
Ya me quedé yo triste, que no me pude comprar un corte.

Y todos los meses era igual, hasta que me salí de ahí con tu abuelo.

1 comentario:

  1. inolvidables...y las contaba tan seguido que hasta de memoria te las podes

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