El Salvador enfrenta en estos momentos una crisis de seguridad pública, generada por los rumores de ataques delincuenciales al sistema de transporte público de pasajeros.
En este punto, le doy razón a los motoristas y cobradores de tener miedo, porque en lo que va del año 112 transportistas han sido asesinados a manos de la delincuencia, principalmente de las pandillas.
Sin embargo, el miedo, caos vehicular y angustia que se han persivido en los últimos días me hacen pensar que detrás de todo esto está una organización criminal más ambiciosa que las pandillas, en cuanto a desestabilización se refiere.
Incluso es más sospechoso que los "representantes" de las pandillas más agresivas (MS y 18) difundan un comunicado diciendo que quieren dialogar, que quieren mejor trato a los internos de los penales, planes de prevención y rehabilitación, etc.
El discurso de dicho comunicado no tiene el lenguaje que caracteriza a las maras. Hasta se atreven a citar artículos de la Constitución de la República. Y que comience pidiendo perdón por las incomodidades por el paro de transporte también me parece cínico, descabellado y nada creíble.
Por otro lado, la actitud de la Policía en el enfrentamiento del problema me parece débil. Desconozco las presiones externas que le impiden actuar con mayor rigor, pero creo que bajo estas circunstancias, el nivel de investigación debe mejorarse.
No es posible que se alegren sólo con capturar a los pandilleros que son "mandaderos" (los que salen a repartir panfletos y amenazar en los buses y cosas así), tienen que ir tras los autores intelectuales, los cuales no han de ser ningunos cipotes inadaptados.
Hasta el momento circulan muchas versiones de las posibles causas del paro. Unos dicen que es en rechazo de la Ley Antimaras. Si se aprobó una ley contra ellos es porque el daño que hacen al país merece castigo.
La verdad, los delincuentes deberían de estar agradecidos que en el país no se practica lo que dice la Biblia en Deuteronomio 21: 18-21: "Si alguno tuviere un hijo contumaz y rebelde, que no obedeciere a la voz de su padre ni a la voz de su madre, y habiéndole castigado, no les obedeciere; entonces lo tomarán su padre y su madre, y lo sacarán ante los ancianos de su ciudad, y a la puerta del lugar donde viva; y dirán a los ancianos de la ciudad: Este nuestro hijo es contumaz y rebelde, no obedece a nuestra voz; es glotón y borracho.
Entonces todos los hombres de su ciudad lo apedrearán, y morirá; así quitarás el mal de en medio de ti, y todo Israel oirá, y temerá".
Los miembros de los grupos criminales no pueden pisotear los derechos de las demás personas y querer que les respeten los de ellos, tampoco pueden estar por encima de la ley sin esperar castigo alguno.
El apóstol Pablo en la carta a los Romanos capítulo 13 versos del 1 al 4 expresa que debemos someternos a las autoridades: "Sométase toda persona a las autoridades superiores; porque no hay autoridad sino de parte de Dios, y las que hay, por Dios han sido establecidas.
De modo que quien se opone a la autoridad, a lo establecido por Dios resiste; y los que resisten, acarrean condenación para sí mismos.
Porque los magistrados no están para infundir temor al que hace el bien, sino al malo. ¿Quiéres, pues, no temer la autoridad? Haz lo bueno, y tendrás alabanza de ella; porque es servidor de Dios para tu bien. Pero si haces lo malo, teme; porque no en vano lleva la espada, pues es servidor de Dios, vengador para castigar al que hace lo malo".
Tanto los autores intelectuales como los materiales deben saber que tienen que enfrentar la justicia. En la terrenal estarán en prisión varios años, pero en la celestial estarán en el tormento de fuego por la eternidad, si no se arrepienten.
Cabe mencionar que todas las personas daremos cuenta ante Dios de nuestra vida. Si las personas con autoridad no actúan conforme a derecho y no sirven a la justicia sino que se sirven a sí mismas, tampoco escaparán del castigo divino.
Es consejo para todos es hacer lo que dice en Isaías 1:18: "Venid luego, dice Jehová, y estemos a cuenta: si vuestros pecados fueren como la grana, como la nieve serán emblanquecidos; si fueren rojos como el carmesí, vendrán a ser como blanca lana".
"Porque todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo" (Romanos 10:13).
"Y en ningún otro hay salvación; porque no hay otro nombre bajo el cielo, dado a los hombres, en que podamos ser salvos." (Hechos 4:12).
"para que en el nombre de Jesús se doble toda rodilla de los que están en los cielos, y en la tierra, y debajo de la tierra; y toda lengua confiese que Jesucristo es el Señor, para gloria de Dios Padre" (Filipenses 2:10-11).
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