miércoles, 29 de diciembre de 2010

De nuevo los cohetes

Año con año, las fiestas de navidad y fin de año se vuelven tragedia y dolor para varias familias salvadoreñas porque sus hijos resultan quemados al manipular pirotécnicos.
Hasta la fecha, el Hospital de Niños Benjamín Bloom, reporta 16 casos de niños quemados. Varios de ellos con quemaduras graves en sus rostros, lo que significará secuelas psicológicas para toda su vida. (http://www.laprensagrafica.com/el-salvador/social/161285-luis-angel-se-quemo-el-rostro-con-volcancitos.html).
El Sistema de Protección Civil insiste en que los padres no dejen solos a sus hijos cuando quemen pólvora y que no les compren cohetes que están prohibidos por la ley por ser en extremo peligrosos: silbadores, morteros arriba del número 5, fulminantes, triángulo de la muerte.
¡Pero la gente no hace caso! Ahí andan los padres de familia en el centro de San Salvador comprando silbadores porque "a los cipotes les gusta".
Hasta que les pasa alguna tragedia comprenden la peligrosidad de los productos pirotécnicos.
Ya es tiempo de que estas conductas culturales cambien.
Aunque la policía decomise los silbadores, morteros y fulminantes, quienes los fabrican continuarán con esta práctica mientras haya personas que se los compren.
Por la crisis económica, muchas personas ya no compran cohetes o compran menos.
"Comprar 'cuetes' es quemar el pisto", dice mi abuela. Tal vez llegando por el lado del bolsillo la población deja de consumir este tipo de productos y deja de poner en riesgo la vida de los niños y las niñas.

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