Si algo de bueno se puede sacar de las tragedias que ocurren en nuestro país, es la solidaridad del pueblo salvadoreño para socorrer a nuestros hermanos que más lo necesitan.
Las fuertes lluvias causadas por una depresión tropical la madrugada del pasado domingo, dejaron a miles de personas sin nada más que la ropa que traían puesta.Hasta la tarde del lunes, el Sistema de Protección Civil contabilizó a 13,680 personas albergadas en 118 refuegios en los departamentos de La Paz, San Salvador, San Vicente, Cuscatlán, La Libertad, Cabañas y Usulután.
Desde la madrugada del domingo cientos de personas, entre voluntarios y miembros de los cuerpos de socorro, se apresuraron para evacuar a los damnificados y rescatar los cadáveres.
No faltaron quienes buscamos en nuestro armario ropa y frazadas para palear un poco la humedad y el frío que sufrían los afectados.
En esta labor no hay rótulos. Iglesias, empresas, instituciones públicas y privadas y gente de buen corazón trabajan por llevar alimento y abrigo a los albergues.
Con el decreto de estado de calamidad, el gobierno central destinaría $150 millones para atender la emergencia. Sólo para la reparación de las obras de paso (como el puente Melara que fue totalmente destruido), se necesitarán $80 millones.
Pero lo que más se necesita es la solidaridad y la ayuda de todas las personas, salvadoreñas o no, para limpiar los escombros y reconstruir las vidas de las miles de familias que hoy están sufriendo.
Con muchas o pocas herramientas para hacerlo, es la fuerza de voluntad y el valor del pueblo de Cuscatlán el que sacará adelante esta nación de esta tragedia.
Fotos: Tulio Galdámez
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