La muerte de 15 personas en el microbús de la ruta 47 que fue incendiado en Mejicanos, deja dolor e indignación en toda la población salvadoreña honrada, que no concibe que haya personas que tengan el valor de incinerar un microbús y a sus ocupantes.
Desde la noche del domingo, es el tema de conversación. El lunes comenté con un colega que fuera adecuado que la Asamblea Legislativa apruebe, por lo menos, un día de duelo nacional.
Serviría no sólo para demostrar que compartimos el dolor de nuestros hermanos y hermanas salvadoreñas que perdieron uno o varios de sus familiares, sino que sería una protesta colectiva en contra de los crímenes que nos asechan cada día.
Sería bueno que tanto sector público como privado paralizaran un día sus actividades y alcemos la voz en contra de este flagelo que nos agobia y no nos deja vivir.
No es posible que un grupo de criminales tenga secuestrado a una nación entera, que se ha caracterizado a través de la historia como un país valeroso, trabajador, pujante, que saca fuerzas de debilidad y que busca un presente y futuro mejor para todas las generaciones.
Esta no es una lucha por intereses particulares, es una lucha por la sobrevivencia, por proteger el derecho a la vida.
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