Las noches estrelladas y la falta de energía eléctrica, luego de alguna tormenta, formaban el ambiente perfecto para escuchar una de las "pasadas de miedo" que nos contaba mi abuela cuando éramos niños.
Una de mis favoritas era la del gato:
En aquel tiempo, cuentan que había un hombre que tenía de mascota un gato. Solo detrás de él pasaba el gato.
Decían que cuando él estaba en la casa, el gato se miraba bien gordito; pero que cuando se iba y regresaba de trabajar, el gato se miraba bien seco.
El hombre cuando miraba el gato seco y que le maullaba decía a pelear con la mujer.
-Vos que no le das de comer al gato!
-Si yo le doy, pero no come. Solo cuando estás vos come.
-Cómo vas a creer, vos no le das de comer!
En eso el hombre enojado, le pegaba a la mujer.
Y así pasaban los días.
Pero una vez, al hombre le agarró la noche y ya no se pudo ir para la casa. Se subió a un palo para dormir ahí.
Al rato, oyó un ruido y va viendo que debajo de la rama donde él estaba va llegando un gato, después otro gato y otro y de último va llegando el gato de él.
Y oyó que los gatos empezaron a hablar. Y dijo el gato de él:
-Yo me estoy ganando una pareja. Cuando el hombre llega, me pongo pechito para que diga que la mujer no me da de comer y se ponga a pegarle. Ya poquito me falta para ganármelos a los dos.
En eso el hombre se quedó asustado y se quedó pensando toda la noche.
Ya cuando amaneció se fue para la casa. La mujer estaba haciendo la comida y en eso que ella le llevaba el plato, se le atravó el gato por los pies y la botó.
La mujer se puso a llorar, pensando que el marido le iba a pegar por eso.
Pero no, el hombre la levantó y le dijo:
-No llorés, no te voy a pegar. Mirá que este es el diablo que nos estaba ganando.
Entonces, agarró un garrote y dijo a pegarle al gato para correrlo de la casa".
Y qué pasó después? -preguntábamos-
Que se fue el gato de la casa.