Dios tiene un propósito para cada uno de nosotros. La prueba está en su Palabra, a través del profeta Jeremías le dijo al pueblo de Israel: "Porque yo sé los pensamientos que tengo acerca de vosotros, dice Jehová, pensamientos de paz, y no de mal, para daros el fin que esperáis" (Jer. 29:11).
Ya en el Nuevo Testamento, Pablo dice en su carta a los Romanos: "Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que conforme a su propósito son llamados" (Ro. 8:28).
De algo estoy segura, el Dios de Jeremías y de Pablo es mi Dios. Y Él dijo: "Y en los postreros días, dice Dios, derramaré de mi Espíritu sobre toda carne, y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; vuestros jóvenes verán visiones, y vuestros ancianos soñarán sueños" (Hch. 2:17).
El director del ministerio de jóvenes a nivel internacional, Trevor Reid, nos recordó esta promesa de Dios durante el congreso de jóvenes de la Iglesia de Dios de la Profecía Universal, efectuado en El Salvador, el pasado 30 de agosto.
El Señor ha prometido derramar de su Espíritu con el objetivo de usarnos como instrumento de su poder para llevar el evangelio a toda criatura, extender el mensaje de salvación y de perdón de pecados a través de Jesucristo, a todas las personas posibles.
Sin temor alguno, hoy más que nunca, el pueblo de Dios debe persevar y alcanzar a aquellos que aún no han recibido a Jesucristo en sus vidas como su único y suficiente salvador personal.
Dios es fiel y respalda a aquellos que hacen su voluntad, y la voluntad de Dios es que nadie se pierda "sino que todos procedan al arrepentimiento".
Y esto es más urgente porque ahora está más cerca de nosotros nuestra redención que cuando creímos.
Cristo dice: "He aquí yo vengo pronto, y mi galardón conmigo, para recompensar a cada uno según sea su obra" (Ap. 22: 12).
Dios les bendiga.
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