Mientras unos se enferman y mueren por enfermedades causadas por el sobrepeso, otros fallecen de hambruna o desnutrición.
En la celebración del Día Mundial de la Alimentación, se dio a conocer que más de mil millones de personas alrededor del mundo carecen de seguridad alimentaria y nutricional.
En nuestro país, en los seis departamentos más pobres, la mitad de los hogares vive en condiciones de pobreza.
En muchos hogares los niños no desayunan y se acuestan sin cenar. La comida que hacen es una tortilla con sal o, cuando la economía familiar lo permite, frijoles.
Pero ahora obtener el sustento se vuelve más complicado. La crisis económica subió de manera desorbitante los precios de la canasta básica. Si antes de la crisis se estimaba en $400 mensuales, hoy se ha duplicado.
Para colmo, las tierras que eran cultivadas pasaron a ser lotificaciones o urbanizaciones. Está claro la gente no quiere sembrar porque no le tiene cuenta, prefieren invertir lo ganado de la venta de sus tierras en el "pasaje" hacia los Estados Unidos, vía clandestina.
La idea del "sueño americano" sigue latente en una sociedad cuya economía ha sido golpeada durante muchas décadas.
Como dijo el representante residente de la FAO en El Salvador, es necesario invertir en el campo, que es donde se producen los alimentos que todos consumimos. De nada servirá que los compatriotas envíen sus remesas si no hay alimentos qué comprar.
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